Las alarmas vuelven a sonar en Florida. El estado de Florida se ha convertido en la última semana en el epicentro de la nueva ola de COVID-19 que afecta a Estados Unidos, debido a la rápida expansión de la variante Delta entre una población excesivamente relajada.

Las cifras de contagios se han disparado en el estado. El sábado pasado hubo casi 21 700 nuevos casos. Las hospitalizaciones siguen el mismo ritmo. Aumentaron un 65 % en la última semana, con pacientes cada vez más jóvenes: más de la mitad de los hospitalizados tienen entre 25 y 55 años.

Una situación que contrasta con el ambiente en las calles de Miami, repletas de gente que disfruta del buen tiempo, mientras las mascarillas y la distancia social lucen por su ausencia.

Expertos, médicos y autoridades instan a los floridanos a recuperar los "buenos" hábitos del inicio de la pandemia y a vacunarse.
Alrededor del 49 % de la población mayor de 12 años ya lo ha hecho, pero ese porcentaje es aún insuficiente, según los expertos, para frenar el avance de la variante Delta.