Los niños de las ciudades con mayor emisión de gases tóxicos motivados por automóviles y la industria registran una peor salud pulmonar.
La contaminación del aire puede generar y exacerbar patologías respiratorias. El asma siempre fue una de las enfermedades más estudiadas en su relación con la presencia de partículas en suspensión en el ambiente.
Estas partículas son capaces de generar problemas pulmonares, aun cuando su concentración se encuentre debajo de los niveles recomendados por las instituciones internacionales de control.
Las partículas en suspensión provienen de la combustión de automóviles y de la producción industrial (en especial la que emplea carbón, hierro, acero y petróleo).
Estas actividades humanas depositan en el aire sustancias como dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y níquel.
Considerando esta evidencia disponible, investigadores de Cleveland (Ohio, Estados Unidos) estudiaron la asociación entre las partículas en suspensión en el aire de esa ciudad y las consultas de urgencia pediátrica con síntomas asmáticos.
El proyecto se enmarcó en un plan de estudios mayor denominado Cleveland Multiple Air Pollutant Study (CMAPS). Los resultados fueron publicados en la revista The Scientific World Journal.
En primera instancia, los autores de la publicación informaron que los niños que habitan zonas de la ciudad con alta contaminación atmosférica, visitan con mayor asiduidad las salas de emergencia por síntomas asmáticos. La diferencia en la cantidad de consultas es casi el doble respecto a niños habitantes de zonas menos contaminadas.
Con mayor detalle, se observó que la polución del aire más vinculada a la exacerbación asmática es aquella que se localiza en las capas atmosféricas más bajas y cercanas a las poblaciones humanas.
El hallazgo denotaría que se trata de partículas en suspensión producidas por la combustión de los motores de los automóviles y por la producción industrial de acero.
Los automóviles contribuyen a la contaminación del aire con NO2. Por su parte, la industria del acero deposita constantemente en el ambiente partículas de hierro. Estas últimas ya fueron estudiadas como sustancias que causan exacerbación asmática. Además, el viento es capaz de trasladarlas desde su sitio de producción hasta otras zonas distantes.
Si bien el zinc es otra partícula que procede de la combustión de los automotores y de la industria del acero, el estudio de Cleveland no halló asociación entre su concentración y las exacerbaciones asmáticas.
Sin embargo, los autores mencionan otras investigaciones que en poblaciones pediátricas encontraron vinculación entre la sustancia y el asma.
La publicación plantea que hay otros factores que se deberían considerar en los niños asmáticos y que el estudio no abordó. Uno de ellos es la exposición hogareña a los tóxicos ambientales. La población pediátrica con asma es susceptible a las crisis y agudizaciones cuando en su hogar hay padres fumadores, por ejemplo, o la calefacción se basa en métodos de combustión como la leña.
El estudio retrospectivo tampoco consideró los antecedentes de cada paciente ni la historia clínica particular. Por lo tanto, los resultados obtenidos sobre las crisis asmáticas son generales, pero no tienen en cuenta el grado de asma que cada paciente tenía diagnosticado de antemano.
Aun así, quedó claro que hay mayores consultas en las salas de urgencia por síntomas de exacerbación asmática cuando los niños viven en áreas con partículas de hierro en suspensión en el aire.
En el caso de la ciudad de Cleveland, la mayoría de estas partículas derivan de la producción industrial de acero.
También la combustión de los motores de los automóviles es una gran contribuyente al aumento de las consultas pediátricas por asma. El NO2 emitido por los vehículos parece tener una influencia directa en las agudizaciones.
El artículo destaca la importancia de mejorar las condiciones del aire para proteger la salud infantil. No solo hay una relación más evidente con las patologías pulmonares de la infancia, como el asma y la bronquitis, sino que también existe un aumento en la morbilidad general a edades tempranas.
Ciertas medidas para controlar la polución ambiental podrían significar entonces una reducción de los episodios de asma agudo en los niños. El objetivo se lograría, en primera instancia, con políticas públicas que disminuyan la circulación de vehículos y controlen la emisión de las industrias, las dos fuentes principales de las partículas en suspensión.
* The Scientific World Journal
Associations of Air Pollution and Pediatric Asthma in Cleveland, Ohio
Sumita B. Khatri, Cynthia Newman, Jeffrey P. Hammel, Tanujit Dey, Jeffrey J. Van Laere, Kristie A. Ross, Jerri A. Rose, Timothy Anderson, Shaibal Mukerjee, Luther Smith, Matthew S. Landis, Ann Holstein, Gary A. Norris
Vol. 2021, 9 pages, 2021.
https://doi.org/10.1155/2021/8881390
