Así como el trastorno por uso de sustancias puede derivar en ideaciones suicidas e intentos de suicidio, del mismo modo ocurre en el sentido contrario. Esto representa una advertencia para mejorar el abordaje de ambas problemáticas de salud pública.
Si bien muchas revisiones y metanálisis han planteado que existe una asociación fuerte y evidente entre los trastornos por abuso de sustancias y los intentos de suicidio en adolescentes y jóvenes, no termina de esclarecerse la dirección de la causalidad. Es decir, no queda claro si los primeros llevan a los segundos o viceversa.
Para ahondar en la situación, investigadores de Canadá, afiliados a la Universidad de Montreal y a la Universidad de Ottawa, condujeron un metanálisis para revisar 25 estudios previos sobre la temática con poblaciones menores de 25 años. Entre los trabajos seleccionados para la revisión, dos fueron las hipótesis prioritarias que se identificaron:
1. La hipótesis del trastorno psiquiátrico: se postula que el abuso de sustancias lleva al intento de suicidio por un incremento de la angustia y por la presencia de impulsividad. Del mismo modo, habría en estos jóvenes menos capacidad de elaborar estrategias de afrontamiento para la resolución de problemas, así como podría presentarse depresión inducida por las drogas.
2. La hipótesis del trastorno secundario al consumo de sustancias o hipótesis de la automedicación: se plantea que los intentos de suicidio conducen, luego, a un trastorno por uso de sustancias para usar las drogas como una estrategia de afrontamiento.
Si bien ambas asociaciones tienen evidencias, para los autores del metanálisis publicado en Plos One faltaban datos concretos que permitiesen establecer la direccionalidad. Es decir, no habría elementos suficientes para aseverar que el abuso de sustancias ocurre primero y conduce a los intentos de suicidio, así como tampoco se podría confirmar que los intentos de suicidio en jóvenes son los que implican un consumo problemático de sustancias.
Los resultados informados en la publicación plantean, en realidad, que la conexión y la causalidad son bidireccionales. Aunque la mayoría de los estudios que se incluyeron en este metanálisis correspondían a investigaciones sobre la hipótesis del trastorno psiquiátrico, no hubo diferencias significativas con la otra hipótesis.
Por ende, parecería más consistente una tercera hipótesis: la de la bidireccionalidad. Los trastornos por uso de sustancias serían capaces de exacerbar ideaciones suicidas, tanto como los intentos de suicidio provocarían un mayor riesgo de consumo problemático de sustancias.
Una posibilidad que se plantea, según los datos relevados, es que la primera hipótesis (del trastorno psiquiátrico) sea más relevante en la temprana adolescencia, siendo una etapa que tiene mayor presencia de ideaciones y conductas suicidas. Por otro lado, la hipótesis de la automedicación sería más prevalente en la adolescencia tardía, ya que en esas edades se intensifica el consumo de sustancias.
En cuanto a los factores concomitantes y participantes que pueden influir en la relación y la bidireccionalidad, los autores informan que no fue posible evaluarlos en detalle con los datos disponibles de los estudios seleccionados. Por ejemplo, las diferencias entre jóvenes de sexo masculino y femenino no se pudieron dilucidar. Del mismo modo, tampoco se pudieron determinar las influencias de los grupos étnicos.
Diferenciar el efecto de cada sustancia consumida también fue un obstáculo, según comentan los autores. Solo un estudio seleccionado para el metanálisis vinculó el consumo de cannabis con un aumento en el riesgo de suicidio.
Todos estos hallazgos promueven la importancia de abordar los trastornos de salud mental, incluido el consumo problemático de sustancias, desde edades tempranas. De esta forma, se podrían prevenir comorbilidades como la presentación en conjunto de enfermedades mentales, abuso de sustancias e intentos de suicidio.
Los esfuerzos de los programas de salud pública dirigidos a los jóvenes deberían considerar que la prevención del consumo de todas las sustancias es una prioridad. De manera indirecta, estas estrategias mejorarían las tasas de suicidio adolescente.
Según los autores de la publicación, los programas que mejores resultados han presentado son los que fomentan el desarrollo de habilidades sociales y de resolución de problemas. Se trata de modalidades eficientes para prevenir ambas problemáticas; tanto el consumo de sustancias como los intentos de suicidio en adolescentes.
* PLoS One
Substance use disorders and suicidality in youth: A systematic review and meta-analysis with a focus on the direction of the association.
Rioux C et al
6 de agosto, 2021-10-20
DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0255799
Referencia: Rioux C, Huet A-S, Castellanos-Ryan N, Fortier L, Le Blanc M, Hamaoui S, et al. (2021) Substance use disorders and suicidality in youth: A systematic review and meta-analysis with a focus on the direction of the association. PLoS ONE 16(8): e0255799. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0255799
