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Las funciones ejecutivas en los niños dependen más del lenguaje que de la experiencia auditiva
Child Development Connecticut, EE.UU. 31 Octubre, 2021

Un estudio realizado con niños en edad preescolar, algunos con audición normal y otros con problemas de audición, demostró que el lenguaje temprano es fundamental para desarrollar funciones ejecutivas. Esto apoya la teoría de que el lenguaje es más importante que la capacidad de oír para alcanzar el desarrollo de funciones ejecutivas.

Las funciones ejecutivas (FE) son comportamientos y habilidades que las personas emplean para alcanzar un objetivo o una meta. Implican la capacidad de planificar y organizar para arribar a un resultado puntual.

En el campo educativo, las FE tienen una relevancia superior. Diversos investigadores han planteado que su desarrollo correcto no solo mejora el proceso de aprendizaje del niño, sino que también proyecta a futuro mejores condiciones para que los adultos posean un buen nivel socioeconómico y una menor tendencia a los actos criminales.

Considerando esta importancia, otros estudios científicos también han explorado la presencia de las FE en los niños con problemas de audición. Se ha establecido que en este grupo poblacional existe un mayor riesgo de retraso en la adquisición de estas funciones. De todas maneras, no queda claro el por qué.

Las dudas surgen a la hora de definir si el problema auditivo como tal es el factor determinante o lo son las dificultades para adquirir el lenguaje. Es decir, no se sabe si esta demora en el lenguaje es culpable de la demora en las FE. Tanto la memoria de trabajo como la inhibición y la capacidad de cambio son comportamientos cognitivos que se vinculan estrechamente con el lenguaje. Y las 3 se consideran FE.

Por otro lado, algunas teorías plantean que el trastorno auditivo es el verdadero responsable de los problemas de FE de los niños y adultos con sordera o hipoacusia. La hipótesis establece que las conexiones malogradas entre la corteza auditiva y la corteza frontal cerebral conllevan déficits en la memoria de trabajo, en la inhibición y en la capacidad de cambio.

Para que ambas teorías se pudiesen enfrentar, investigadores estadounidenses se valieron de información vertida por padres de 123 niños en edad preescolar. La muestra infantil tenía una edad promedio de 60,1 meses y estaba conformada por más mujeres que varones, así como por más personas de raza blanca.

Los padres de los niños respondieron un cuestionario llamado BRIEF-P, que consta de 63 ítems. Este instrumento se emplea para evaluar las FE. Esto significa que los investigadores llegaron a los datos a través de la interpretación de los adultos y no realizando pruebas específicas con los niños.

Una de las primeras preguntas que se intentó responder fue si los niños con trastornos auditivos que habían accedido de manera temprana al lenguaje de señas tenían FE normales para su edad. Se halló que así era. La accesibilidad al lenguaje parece incrementar las posibilidades de desarrollar FE acordes.

La segunda pregunta fue si la edad de exposición por primera vez al lenguaje tenía alguna influencia en la capacidad de adquirir FE. Según los resultados informados, mientras más tarde es la exposición al lenguaje, más dificultades se encuentran en la memoria de trabajo y en la capacidad organizativa de los niños.

Finalmente, la tercera pregunta fue si los niños con acceso tardío a la audición (por el uso de algún dispositivo, por ejemplo) y al lenguaje mostraban diferencias significativas respecto a las FE de los niños con audición normal. Lo hallado fue que pocos participantes tenían FE subdesarrolladas de manera significativa.

Todos estos datos y conclusiones no carecen de limitaciones. Según los mismos autores, no se ha podido considerar la habilidad de lenguaje de los niños participantes. Esto es relevante porque no todos tienen las mismas habilidades en este campo, aun poseyendo un lenguaje que cumple con los mínimos esperables para la edad.

También es cierto que el cuestionario BRIEF-P fue respondido por los padres y no completado por los investigadores. Esto podría generar parcialidades y sesgos.

De todas maneras, el estudio científico aporta un elemento más a la clarificación de las hipótesis sobre las FE en las personas con problemas de audición. En términos generales, podría decirse que la adquisición del lenguaje es más importante que el trastorno auditivo en sí para el desarrollo cognitivo.

En el campo clínico, se refuerza la necesidad de que el personal de salud y los educadores aboguen por una adquisición temprana del lenguaje en los niños con sordera e hipoacusia. Esto va más allá del mero hecho de comunicarse para necesidades concretas. El lenguaje es algo más variado y complejo que fundamenta las FE posteriores.

Las evidencias recientes con los dispositivos de tecnología auditiva dan cuenta de lo mismo, según los investigadores. Para ellos, el hecho de que niños con implantes cocleares nunca lleguen a desarrollar el lenguaje es otro signo más de que los esfuerzos deben incrementarse en el campo lingüístico.

Si a temprana edad hay lenguaje, aun sin importar la capacidad auditiva total, esos niños serán capaces de desarrollar FE acordes. Y como ya sabemos, las FE repercutirán en el trabajo futuro como adultos y hasta en el nivel socioeconómico.

La técnica preferida por los autores y que sugieren para aplicar con los niños con trastornos auditivos es la bilingüe. Se trata de combinar el lenguaje hablado con el lenguaje de señas.

Si la familia del niño es capaz de implementar en el hogar esa combinación, mayores serán las posibilidades de desarrollar FE acordes. Y mucho más si la implementación es lo más temprano posible en la edad del pequeño.

 

 *Child Development

Language not auditory experience is related to parent reported executive functioning in preschoolaged deaf and hard of hearing children

Goodwin C et al

11 de octubre, 2021

DOI: 10.1111/cdev.13677

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