El consumo crónico de cannabis por seres humanos conduce al aumento de la bacteria específica Actinomyces meyeri.
La inoculación oral en ratones de la bacteria provocó una disminución de la actividad general, migración de células inmunitarias al cerebro y producción de la proteína beta-amiloide asociada con la enfermedad de Alzheimer.
En el estudio*, publicado en el último número de la revista EBioMedicine, se recolectaron muestras de saliva de 16 fumadores de cannabis y de 27 no fumadores.
Bajo la dirección de la Dra. Wei Jiang del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad Médica de Carolina del Sur, EE.UU., los investigadores encontraron que fumar cannabis se asocia con disbiosis de la microbiota oral.
Al comparar el microbioma de los fumadores crónicos de cannabis con el de los no fumadores, las bacterias con mayor presencia fueron la de los géneros Streptococcus y Actinomyces, mientras que las menos presentes fueron las Neisseria.
Las bacterias del grupo Actinomyces son comensales de la cavidad bucal que también pueden convertirse en patógenos.
Las alteraciones en la mucosa oral producidas por fumar cannabis pueden derivar en la migración al sistema circulatorio de bacterias completas o fragmentos que afectan el sistema inmunológico.
El consumo de cannabis puede provocar una relajación temporal de la disforia y la ansiedad.
Sin embargo, numerosos estudios en humanos y animales demostraron que el cannabis afecta el funcionamiento neuronal en tareas cognitivas y de desempeño tales como la memoria, el aprendizaje, la atención, la percepción y la coordinación motora.
Por otra parte, se descubrió que ciertos componentes psicoactivos del cannabis afectan tanto al sistema nervioso como al inmunológico.
El tetrahidrocannabinol (THC), un componente psicoactivo primario del cannabis, puede unirse directamente a los receptores cannabinoides del cerebro.
El THC también exhibe una amplia gama de efectos inmunosupresores en condiciones de disminuir las defensas a infecciones.
Los resultados del estudio sugieren que el consumo prolongado de cannabis altera la salud del cerebro, en especial la acumulación de la proteína beta-amiloide asociada con enfermedades neurodegenerativas.
La presencia en el cerebro de células inmunitarias puede conducir a una función alterada del órgano en particular a través de una inflamación persistente.
Sin embargo, los macrófagos estimulados por Actinomyces meyeri no dieron como resultado una respuesta inflamatoria pese a provocar su migración al cerebro.
"En general se cree que si se activan los macrófagos y estos migran al cerebro, producen señales que provocan inflamación y, por último, disfunción cerebral", afirmó Jiang.
"Pese a ello, esta disfunción también ocurre sin las señales inflamatorias convencionales".
Los efectos del cannabis en la salud humana se han examinado ampliamente; a la par, la aceptación pública del consumo para uso medicinal y recreativo crece en todo el mundo.
A modo de conclusión, los autores consideran que el consumo de cannabis puede causar demencia pero también ayuda a las personas que la padecen.
La paradoja de los efectos del cannabis puede deberse a la frecuencia de uso, la cantidad de consumo o el uso habitual u ocasional. Para los investigadores, estas posibilidades justifican un mayor abordaje científico del tema.
Los hallazgos enfatizan la importancia de la salud bucal en la función cerebral. Jiang y su grupo de colaboradores manifiestan que les gustaría investigar en prfundidad cómo A. Meyeri provoca la producción de proteína amiloide en el cerebro y desarrolla un inhibidor del proceso.
* EBioMedicine
Chronic cannabis smoking-enriched oral pathobiont drives behavioral changes, macrophage infiltration, and increases β-amyloid protein production in the brain
Jiang W et al.
Vol. 74, Diciembre 2021
DOI: https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2021.103701
