Según la Organización Mundial de la Salud, los efectos más significativos del cambio climático sobre la salud humana se observarán mediante las enfermedades infecciosas y la desnutrición, debido a que las variables climáticas afectan a todos los ecosistemas, incluidos los microorganismos, tanto patógenos como beneficiosos. Las temperaturas cálidas sostenidas en los climas fríos y el aumento de los viajes exponen a todo el planeta a enfermedades antes circunscriptas a áreas específicas. Los eventos climáticos extremos (ECE) frecuentes, como las olas de calor, las sequías y las inundaciones, crean circunstancias propicias para los microorganismos infecciosos y las infecciones nuevas. En muchas regiones del mundo, el cambio climático empuja a migraciones humanas masivas, que alteran el equilibrio sanitario y el hábitat de los microbios, los vectores y los animales.
Las infecciones sensibles al clima tienen varios patrones de transmisión: los vectores, el agua y el contagio interhumano. Para los médicos que ejercen su práctica en lugares donde estas enfermedades son pocos frecuentes, reconocer la enfermedad y diagnosticarla puede ser dificultoso.
El objetivo del estudio* fue revisar el efecto del cambio climático sobre las enfermedades infecciosas con manifestaciones dermatológicas.
Las enfermedades transmitidas por vectores (ETV) son infecciosas, transmitidas por organismos vivos, generalmente insectos hematófagos, como mosquitos, garrapatas, pulgas y moscas. Estas enfermedades causan más de 700 000 muertes por año en todo el mundo y, en muchos casos, no existen vacunas para prevenirlas.
La morbimortalidad de las ETV ha descendido en los últimos 150 años por los avances en la salud pública, la vacunación y el control de los vectores. Sin embargo, el cambio climático puede revertir esta tendencia. Las variables climáticas afectan la transmisión de las ETV de muchas maneras: la modificación en los límites geográficos de los vectores y sus reservorios, los cambios en la temperatura del hábitat y en el régimen de las lluvias, la degradación ambiental, etcétera.
El dengue es una ETV causada por un flavivirus transmitido a los seres humanos por los mosquitos Aedes aegypti y A. albopictus. En 2019 se estimó que aproximadamente 3 000 000 000 de personas viven en áreas con riesgo de dengue y que en todo el mundo se producen 400 000 000 de casos. Solo el 25% de las personas afectadas presenta síntomas, como fiebre autolimitada y eritema. Raramente, se observan cuadros graves, con vasculitis generalizada, hemorragias e insuficiencia orgánica multisistémica. No existe tratamiento específico y se recomienda aplican la vacuna disponible solamente en individuos seropositivos. Los datos epidemiológicos señalan que la mortalidad por dengue se incrementó en un 50% entre 2005 y 2015, con aumento de la incidencia, especialmente en Asia (75% de los casos). Esta tendencia refleja un incremento mundial sostenido en la capacidad vectorial del dengue, que es superior con una temperatura de 29 °C. Aunque previamente estaba confinado a los trópicos, los límites geográficos del dengue se han ampliado debido a las temperaturas más cálidas y a la mayor movilidad humana, hasta incluir en la actualidad regiones libres de esta enfermedad. La globalización continua y la creación de ambientes favorables para el Aedes permiten predecir aún más la expansión de los límites geográficos del dengue.
Chikunguña es un togavirus también es transmitido por Aedes. En la mayoría de los pacientes infectados se observa una fase aguda con fiebre, poliartralgias simétricas y exantema morbiliforme. La enfermedad por chikunguña causa baja mortalidad, pero alta morbilidad; casi la mitad de los pacientes presenta reumatismo inflamatorio crónico unos 20 meses después de la fase aguda. Actualmente, no existe tratamiento ni vacuna para la chikunguña; los brotes son sensibles al clima, se producen principalmente en la estación de lluvias y son poco frecuentes en regiones a más de 2300 m de altura. La movilidad humana ha causado brotes en Italia, el Caribe y los EE. UU.
El virus de Zika es otro flavivirus transmitido por los mosquitos Aedes. El 20% de las personas infectadas tiene síntomas similares a un cuadro leve de dengue. El eritema escleral es más prominente en el Zika que en otras infecciones por flavivirus. Las manifestaciones dermatológicas incluyen exantema morbiliforme, máculas eritematosas acrales, pápulas y descamación palmar. El virus puede afectar al feto, en el que producen malformaciones cerebrales graves (microcefalia, agiria). La transmisión del virus de Zika es mayor cuando la temperatura alcanza los 29 °C.
El virus del Nilo Occidental es un flavivirus con un ciclo de transmisión de aves a mosquitos. Solo algunas especies de mosquitos Culex se asocian con la transmisión a los seres humanos. Las manifestaciones clínicas incluyen exantema morbiliforme, fiebre, dolor corporal y encefalitis en los casos graves. La transmisión del virus del Nilo Occidental se visto favorecida por el incremento de la temperatura y se han producido brotes en períodos de altas temperaturas en regiones habitualmente de frío intenso.
Las leishmaniasis incluyen infecciones agudas y crónicas causadas por protozoos del género Leishmania y transmitidas por mosquitos flebótomos. La leishmaniasis cutánea es la forma más común de la enfermedad, aunque la forma visceral es la más virulenta. La temperatura y la humedad influencian la supervivencia del flebótomo y su reproducción, por lo cual los límites geográficos en Europa se han desplazado al norte. En los EE. UU., el 59% de las leishmaniasis cutáneas son casos autóctonos, en personas que no han viajado al exterior.
La enfermedad de Lyme es una infección bacteriana causada por varias espiroquetas, principalmente Borrelia burgdorferi y B. azfeli. Es transmitida por garrapatas del género Ixodes. Los reservorios animales incluyen roedores pequeños y pájaros. El ciervo cumple un papel importante en el ciclo vital de las garrapatas. El cuadro clínico de la enfermedad de Lyme incluye eritema migratorio localizado y generalizado, acrodermatitis atrófica y linfocitoma. La enfermedad aparece en el hemisferio norte, en climas templados. El cambio climático ha desplazado hacia el norte los límites geográficos de la enfermedad
La fiebre maculosa de las Montañas Rocosas es grave y es causada por Rickettsia rickettsii y transmitida por garrapatas del género Dermacentor, entre otras. Las manifestaciones clínicas incluyen fiebre alta, síntomas gripales, cefaleas y exantema maculoeritematoso que se vuelve petequial. El retraso en el diagnóstico se asocia con alta mortalidad. La incidencia de fiebre maculosa de las Montañas Rocosas ha ido en aumento constante en las últimas décadas. Se estima que el cambio climático ha influido en la incidencia por afectar los límites geográficos de las garrapatas, los reservorios animales y la extensión de la piel humana expuesta.
La enfermedad de Chagas es causada por el protozoario Trypanosoma cruzi, transmitido al ser humano por insectos triatominos (Triatoma, Panstrongylus, Rhodnius). En la fase aguda, los síntomas incluyen fiebre, inflamación del sitio de inoculación, edema unilateral del párpado (signo de Romaña), linfadenopatía y hepatoesplenomegalia. Esta fase dura entre 4 y 8 semanas y se resuelve espontáneamente. Entre el 30% y 40% de los pacientes luego presenta compromiso visceral, con morbimortalidad grave. Los triatominos son insectos con alta sensibilidad climática que se alimentan en períodos de altas temperaturas (> 30 °C) y baja humedad. El aumento de temperatura acelera la maduración del parásito. Los límites geográficos de la enfermedad de Chagas se han ampliado fuera de las zonas tradicionales de viviendas precarias en países latinoamericanos de escasos recursos.
El patrón climático es una de las variables ecológicas más importantes que define la distribución del hábitat de microorganismos, vectores, reservorios no humanos y poblaciones humanas. Históricamente, las poblaciones humanas residentes fuera de los límites ambientales de microorganismos particulares no han estado expuestas. Los cambios en los patrones mundiales de la temperaturas hacen que las poblaciones vulnerables se vean expuestas a enfermedades infecciosas poco frecuentes. En general, los brotes de determinadas infecciones se agrupan alrededor de ECE cada vez más frecuentes; por ejemplo, sequías, escasez de agua, exposición a aguas contaminadas. En las últimas décadas se han producido brotes de enfermedades infecciosas (hantavirus, criptosporidiosis, malaria) en asociación con las inundaciones. La piel es un órgano especialmente sensible a los ECE y, a su vez, muchas enfermedades infecciosas tienen manifestaciones cutáneas.
La coccidioidomicosis (fiebre del valle) es una micosis sistémica causada por Coccidioides immitis y C. posadasii, endémicos en las regiones áridas de América. Su diseminación se produce por aerosolización y es influenciada por la temperatura, las precipitaciones y los vientos. El 40% de las personas infectadas no presenta síntomas y solo el 1% tiene enfermedad invasiva, especialmente grave en pacientes inmunocomprometidos. La incidencia de coccidioidomicosis ha mostrado un incremento sostenido por varias razones, como mejores pruebas diagnósticas, el crecimiento de la población vulnerable, la expansión de los límites geográficos del hongo, los incendios forestales, etc., y varias de ellas se asocian con el cambio climático.
Otras infecciones bacterianas (Vibrio vulnificus), virales (enfermedad mano-pie-boca) y micóticas han mostrado un incremento en su incidencia, causado por el cambio climático. La capacidad de adaptación progresiva de los microorganismos a los cambios de la temperatura y ambientales es un factor de riesgo en evolución constante.
Las migraciones han ocurrido durante milenios, motivadas por razones ambientales, sociopolíticas y económicas. Los cambios ambientales y climáticos (especialmente, la tendencia a mayores temperaturas, pero también los agrotóxicos, los patógenos y los ECE) están modificando los patrones de producción para muchas poblaciones marginales que viven de la agricultura para su subsistencia. El número de personas desnutridas en el mundo también está en aumento, así como numerosas enfermedades infecciosas.
Los cambios ambientales y climáticos empujan a grandes masas humanas a desplazarse. Las migraciones en masa desestabilizan los sistemas de salud, modifican los reservorios no humanos, alteran el ciclo vital de los vectores, obstaculizan el acceso a la salud y comprometen el agua potable, la higiene y la alimentación adecuada. La sobrepoblación expone a millones de personas a enfermedades transmisibles y a nuevas infecciones.
El cambio climático, los eventos climáticos extremos y las migraciones humanas modifican la epidemiología de las enfermedades infecciosas, con la aparición de infecciones nuevas y la reemergencia de otras.
* International Journal of Women´s Dermatology
The Effects of Climate Change on Infectious Diseases with Cutaneous Manifestations
Coates SJ, Norton SA
7(1):8-16. Enero 2021
DOI: 10.1016/j.ijwd.2020.07.005
