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En adultos mayores, el riesgo de fracturas aumenta con los niveles más altos de lípidos saturados en la médula ósea
The Journal of Bone and Mineral Research San Diego, EE.UU. 16 Marzo, 2022

Los adultos mayores con niveles más altos de lípidos saturados en la médula ósea se exponen a un mayor riesgo de fracturas, mientras quienes alojan más lípidos insaturados tienen un menor riesgo.

El estudio publicado en The Journal of Bone and Mineral Research* se propuso como objetivo central evaluar la influencia en el hueso del tipo de grasa alojada en la médula ósea (no solo la cantidad total).

El mensaje final es que en los adultos mayores los lípidos de la médula ósea saturados e insaturados implican efectos distintos y opuestos sobre la salud esquelética.

Woods y sus colegas de la Universidad de California, San Diego, analizaron datos del estudio observacional longitudinal AGES-Reykjavik, basado en adultos mayores.

Al comienzo de la investigación, los participantes se sometieron a tomografías computarizadas cuantitativas de la columna y cadera y, tanto al inicio como durante las visitas de seguimiento, a exámenes de densidad ósea (DXA) de la cadera, la columna anteroposterior y la lateral.

Para medir los lípidos de la médula ósea se realizaron resonancias magnéticas. Las fracturas accidentales fueron identificadas entre el inicio del trabajo y el 31 de diciembre de 2012, utilizando datos del registro de fracturas del estudio de Reykjavik.

Las fracturas que ocurrieron desde enero de 2013 hasta el 15 de marzo de 2019 se obtuvieron de los registros del hospital.

Al iniciarse el estudio los participantes tenían biomarcadores óseos y de esteroides sexuales medidos a través de colecciones de suero.

La cohorte del estudio incluyó 465 adultos mayores (243 hombres con edad media de 82,6 años) y 222 mujeres (edad promedio 80,7 años).

Los hombres tuvieron una reducción de la densidad mineral ósea (DMO) por área de 0,3 mg/cm2 por año, y el 18,9 % tuvo al menos una fractura durante los 4,7 años de seguimiento. Entre las mujeres la DMO por área fue de 3,5 mg/cm2 y el 23,9 % notificó al menos una fractura durante un seguimiento medio de 5,5 años.

 

El contenido de lípidos saturados reduce la DMO
En análisis ajustados, cada aumento de la desviación estándar en el contenido de lípidos saturados de la médula espinal se asoció con reducciones del 23,6 % en la densidad del hueso trabecular de la parte inferior de la columna y del 26,8 % en el índice de resistencia a la compresión del mismo segmento.

El estudio informa también una reducción en la cadera total del 13 % en la DMO trabecular y del 1,2 % en la DMO cortical; en el cuello femoral la reducción alcanzó el 23,5 % en la DMO trabecular y 1 % en la cortical con cada aumento de desviación estándar en el contenido de lípidos saturados de la médula vertebral.

Los aumentos de lípidos insaturados en el contenido de la médula vertebral se asociaron con los incrementos del 17,5 % en la DMO de la columna trabecular, 26,2 % en la fuerza de compresión de la columna, 11,5 % en la DMO trabecular total de la cadera y 22 % en la del cuello femoral.

El contenido de lípidos saturados e insaturados no se asoció con cambios en ningún parámetro óseo para la cohorte completa. 

Para las mujeres, cada aumento de la desviación estándar en el contenido de lípidos saturados se relacionó con una reducción de 3,82 mg2 /cm4 del índice de resistencia a la compresión de la columna cada año, y cada aumento de la desviación estándar en el contenido de lípidos insaturados incrementó por año la pérdida de DMO trabecular del cuello femoral en 1,39 mg2 /cm3.


Las fracturas con lípidos saturados elevados
Cada aumento de desviación estándar en el contenido de lípidos saturados aumentó las probabilidades de fracturas vertebrales frecuente y radiográfica accidental. Mientras que cada aumento de la desviación estándar en el contenido de lípidos insaturados disminuyó la probabilidad de una fractura vertebral radiográfica incidente.

Los autores afirman que no encontraron que la composición de los lípidos de la médula estuviera significativamente asociada con la pérdida ósea, pero sí descubrieron asociaciones con fracturas frecuentes y accidentales. 

Estos hallazgos sugieren que la composición de lípidos de la médula puede influir en el riesgo de fractura a través de un mecanismo que es independiente de la densidad ósea.

Cada aumento de la desviación estándar en el contenido de lípidos insaturados se asoció con reducciones del 6,87 % en el propéptido N-terminal del procolágeno tipo 1 (P1NP) y del 6,97 % en el telopéptido C-terminal del colágeno tipo 1 (CTX).

Al finalizar, los autores recomiendan más investigación sobre los factores que regulan la acumulación y composición de los lípidos en la médula como así también el mecanismo por el cual afectarían la salud ósea.

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