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Las mujeres y los recursos económicos posibilitan la ingesta adecuada de frutas y verduras
Revista Chilena de Nutrición Chillán, Chile 06 Julio, 2022

Las mujeres destacan a las vitaminas, antioxidantes y fibras como los componentes más importantes motivadores de la ingesta de frutas y verduras (FV); resaltan además la relación entre la ingesta adecuada de FV con una mejor calidad de vida y buena salud a lo largo del ciclo vital, especialmente en etapas tempranas.


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El estudio llevado a cabo en la comuna de Chlllán, Chile, fue publicado en el número actual de la colección especializada Revista Chilena de Nutrición*, órgano oficial de la Sociedad Chilena de Nutrición.
Los autores resaltan en sus conclusiones que  el consumo adecuado de FV está determinado por la falta de recursos económicos y el elevado costo de estos alimentos, limitantes fundamentales a la hora de su compra.

Programa Mujeres Jefas de Hogar – Ilustre Municipalidad de Santiago
La muestra de participantes se constituyó con 40 mujeres de edades comprendidas entre los 20 y 65 años, con nivel socioeconómico medio y medio bajo, integrantes del Programa Mujeres Jefas de Hogar (PMJH).
La constitución de cuatro grupos de discusión permitió identificar las opiniones de mujeres en torno a motivaciones, barreras, gastos asociados y conocimientos respecto al consumo de FV.

Limitaciones del consumo de FV
Entre las opiniones referidas a las barreras percibidas por las mujeres en torno a lograr un consumo adecuado de FV, se encontró que la falta de recursos económicos y el elevado costo asociado a estos alimentos, son limitantes fundamentales a la hora de su compra.
Los mismos puntos de vista fueron encontrados en otros estudios donde el costo asociado a la compra de FV genera disparidades en el acceso, siendo catalogado como un marcador de las desigualdades sociales en salud.

El costo asociado, no solo es una barrera percibida para el consumo específico de FV, sino también para la alimentación saludable en general. En este sentido, los alimentos con azúcar y grasas añadidas son más asequibles que aquellos denominados saludables, existiendo una relación inversa entre densidad energética y el costo de la energía, lo que se traduce en una barrera para el acceso y consumo de FV.

De la misma forma, un estudio realizado en Chile, en el que se comparó una dieta saludable con otra no saludable, concluyó que esta última, tiene un menor precio por calorías, respecto a una dieta saludable que incorpora FV.

Guías Alimentarias basadas en alimentos
Según las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs) para la población chilena un consumo saludable de FV equivale a 5 porciones diarias, sin embargo, según datos arrojados por la última Encuesta Nacional de Salud (2016-2017), la prevalencia de consumo de al menos 5 porciones de FV al día, es alcanzada solo por un 15% de la población nacional. 

Respecto a las formas de consumo de FV, las mujeres opinaron que la ingesta es muy baja en porciones únicas y en estado natural, siendo ingeridos principalmente en preparaciones mixtas como jugos, batidos, postres, ensaladas y otras.

Este resultado difiere con estudios realizados en países como Perú y Estados Unidos, donde la fruta se consume de forma fresca y entera, mientras que las verduras son utilizadas como ingredientes de platos principales, ensaladas y sándwiches.

La mujer como educadora
Un aspecto importante a considerar, es el rol que cumplen las mujeres especialmente en la transmisión de pautas de alimentación a los hijos y el entorno familiar. Existen diferencias de género en torno al comportamiento alimentario de los individuos, puesto que el rol social históricamente asociado a las mujeres ha sido ocuparse de labores domésticas y la crianza, situación que les permitió un mayor acceso al conocimiento alimentario, la salud y la nutrición.
La experiencia contribuye positivamente a los procesos de selección del tipo, calidad y horarios en que se realizan las comidas, traspasando normas y valores en relación a la socialización del proceso alimentario en el grupo familiar.

La evidencia señala que cuando las mujeres tienen mayor instrucción, poder de decisión y control sobre los ingresos del hogar, propician en su entorno una alimentación más saludable.

Algunos estudios, dan cuenta de la implementación de programas efectivos destinados principalmente a familias de escasos recursos. En este sentido, un estudio realizado en Francia evaluó el efecto de la entrega de cupones para la compra de FV (durante un año) destinada a niños de familias de bajos ingresos. El trabajo reportó un aumento significativo en el consumo de FV, en comparación con el grupo control.
Otros países, además de las cuponeras para incrementar la ingesta de FV, incorporaron la educación nutricional como parte de las estrategias que mejoran la ingesta de estos alimentos.

Las políticas públicas
La falta de recursos económicos en el presupuesto familiar para la compra de FV, representa un desafío importante a nivel de políticas públicas para facilitar su consumo.
Los resultados de este estudio sugieren atender la necesidad de implementar en Chile políticas, planes y programas orientados a los hogares, especialmente a los más vulnerables, para que la falta de recursos económicos y/o el costo de las FV no sea una limitante para su ingesta.

Para la compra de FV, otras experiencias muestran que la implementación de estrategias como cupones, acompañados de educación nutricional, puede ser una alternativa posible de evaluar en diversos países de América Latina y el Caribe. A su vez es fundamental involucrar a los padres y familias en las actividades alimentarias, especialmente en apoyo a las mujeres que trabajan fuera del hogar.


* Revista Chilena de Nutrición
Consumo de frutas y verduras en mujeres Jefas de Hogar. Un estudio cualitativo
Gladys Quezada (1), Daniela González (2), Luz Lobos-Fernández (1), Pedro Sandoval (3), Jacqueline Araneda (1)
Vol.49 no.2; Abril, 2022
http://dx.doi.org/10.4067/S0717-75182022000200201 

1- Facultad Ciencias de la Salud y de los Alimentos. Departamento de Nutrición y Salud Pública, Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos. Universidad del Bío-Bío, Chillán, Chile.

2- Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Central de Chile, Coquimbo, Chile.
3- Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad del Bío-Bío, Chillán, Chile.

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