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Los conflictos de interés en la evaluación de sustancias químicas y residuos desvirtúan su perjuicio a la salud humana y ambiental
Environmental Science & Technology Estocolmo, Suecia 04 Enero, 2024

Las reuniones internacionales convocadas para definir tratados que pongan límite a la creciente contaminación humana y ambiental son interferidas por representantes técnicos con notorios conflictos de interés asociados a las industrias que los contratan.


© 2023 The Authors. Published by American Chemical Society. This publication is licensed under CC-BY-NC-ND 4.0.


El artículo de la revista Environmental Science & Technology *, refleja preocupaciones científicas por la metodología de quienes con manifiestos conflictos de interés siembran dudas y fomentan la desinformación en reuniones estratégicas convocadas por organismos internacionales.

La advertencia del grupo de 35 científicos que firman el artículo coincide con las reuniones de Nairobi preparatorias de la tercera sesión de negociación del tratado de la ONU sobre el plástico.
Los especialistas instan a la implementación de directrices rigurosas para evitar que los mismos problemas obstaculicen el próximo Panel de Políticas Científicas de la ONU sobre contaminantes químicos y deshechos plásticos. 

Antecedentes de obstaculización
Las industrias química y plástica emplearon repetidamente estrategias destinadas a dificultar la implementación de medidas regulatorias.
Las consecuencias para la salud humana y ambiental que implican estas prácticas, comprometen los esfuerzos dirigidos a mitigar la contaminación extendida de la atmósfera y el suministro del agua, entre otros efectos nocivos.

El mundo registra la producción y uso de más de 350 000 productos químicos en continuo aumento, impactos adversos multifacéticos y falta de supervisión pública, a sabiendas, según los autores, que los productos químicos trascienden los límites del planeta como ocurre con las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas.

La mayoría de los productos químicos utilizados en la sociedad (farmacéuticos y de cuidado personal, pesticidas y otros con elaboración industrial) se utilizan y distribuyen a nivel mundial. Pese a los beneficios previstos, sus deshechos se hallan incluso en lugares remotos como ambientes polares, cadenas montañosas y profundidades marítimas. Una amplia variedad de los compuestos originales conforman nuevas sustancias químicas cuando interactúan con el entorno natural o se incineran, hechos que incrementan la complejidad de las exposiciones químicas.

La contaminación por cantidad creciente de desechos conduce a una mayor contaminación del aire, el suelo, el agua y la vida silvestre.
Cuando es posible actuar en su contra, los efectos adversos requieren enormes costos de tratamiento y remediación.

Advertencias a la ONU
La advertencia del grupo de 35 científicos que firman el artículo coincide con las reuniones de Nairobi preparatorias de la tercera sesión de negociación del tratado de la ONU sobre el plástico.
Las industrias plásticas y petroleras participaron de manera activa durante la primera ronda de negociaciones en el 2022, a pesar de que los científicos la desaconsejaron.

El documento señala que los representantes de las industrias impulsaron declaraciones engañosas, entre las cuales se incluye la afirmación desacreditada que la producción de plástico contribuirá a contrarrestar el cambio climático, según escriben los autores.
Hasta la fecha, no se implementó ninguna medida para controlar estos conflictos de intereses.

Los científicos expresaron su inquietud ante la posible reproducción del problema durante el desarrollo del próximo Panel de Políticas Científicas de la ONU sobre sustancias químicas, residuos y contaminación.
En el 2022, la Asamblea de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente decidió crear este panel con el propósito de respaldar a los países en sus esfuerzos por proteger la salud humana y la integridad de los ecosistemas mediante evaluaciones científicas.

Dado que el grupo de trabajo responsable del panel se reunirá del 11 al 15 de diciembre, el artículo de Environmental Science & Technology, constituye un llamado de atención para resguardar la integridad de su labor ante la posible influencia indebida de empresas con intereses concentrados en productos químicos lucrativos.

Los autores comparan la limitación impuesta por la Organización Mundial de la Salud a la industria tabacalera en trabajos de investigación referidos al tabaquismo, subrayan que la ONU debe impedir con énfasis la intromisión de “sicarios” de la industria química interesados en diluir las directrices mundiales referidas al manejo y producción de productos químicos y residuos.

El artículo resalta un estudio que detalla las técnicas de encubrimiento utilizadas por las empresas a través de representantes especializados que encubren sus conflictos de interés:
1. Criticar el diseño del estudio para resaltar deficiencias, como cuestiones de confusión estadística o el tamaño de la muestra para luego relativizar el efecto en los resultados.

2. Desacreditar a los autores de un estudio u otros opositores en general, en los medios científicos, páginas web o prensa general, tarea que en ocasiones se hace con el apoyo de personas respetadas del gobierno, la industria, revistas, academia u organizaciones de salud.
La táctica intimida a los autores mediante solicitudes oficiales de información, incluidos correos electrónicos personales (por ejemplo, solicitudes a través de disposiciones de libertad de información), amenazas de posibles demandas y/o acusaciones de irregularidades.

3. Publicar información errónea por medio de empresas consultoras que se especializan en apoyar intereses privados, a menudo sin revelar el conflicto de intereses por obligaciones contractuales que pueden afectar la objetividad del resultado.

4. Ocultar las fuentes de financiación de la investigación, impidiendo el rastreo del origen de dichos recursos.

5. Tergiversar información mediante la selección de datos, el diseño de estudios destinados a fracasar o a que arriben a una determinada conclusión, o con metanálisis que licúen la evidencia científica.

6. Utilizar un lenguaje inadecuado para separar la ciencia sólida o buena de la mala, por ejemplo, por parte de industrias que afirman sufrir limitaciones por regulaciones químicas basadas en “ciencia mala o basura”.

7. Influir en las agencias gubernamentales y organismos legislativos para obtener una proximidad indebida con los reguladores y responsables de las políticas allegadas al sector en cuestión.
En este sentido, el estudio destaca la importante inversión en recursos que se destinarán a lobbying, de modo tal que la voz de los intereses creados sea a menudo la principal o incluso la única que se escucha en las consultas públicas.

8. Generar y proporcionar literatura engañosa, organizar/financiar conferencias, explotar el analfabetismo científico y alterar productos para que parezcan más saludables.  

Para garantizar la eficacia del Panel de Política Científica, los científicos, coautores del artículo, formulan las siguientes recomendaciones que deberían incorporarse al proceso:
Establecer disposiciones claras y rigurosas en relación con los conflictos de intereses.
Diferenciar de manera precisa entre los conflictos de intereses financieros o políticos no deseados y los intereses o sesgos legítimos.
Implementar auditorías regulares del trabajo del panel para verificar la presencia de conflictos de intereses.
Garantizar la máxima transparencia posible en todos los aspectos del proceso.



* Environmental Science & Technology
Conflicts of Interest in the Assessment of Chemicals, Waste, and Pollution
Andreas Schäffer, Ksenia J. Groh, Gabriel Sigmund, David Azoulay, Thomas Backhaus, Michael G. Bertram, Bethanie Carney Almroth, Ian T. Cousins, Alex T. Ford, Joan O. Grimalt, Yago Guida, Maria C. Hansson, Yunsun Jeong, Rainer Lohmann, David Michaels, Leonie Mueller, Jane Muncke, Gunilla Öberg, Marcos A. Orellana, Edmond Sanganyado, Ralf Bernhard Schäfer, Ishmail Sheriff, Ryan C. Sullivan, Noriyuki Suzuki, Laura N. Vandenberg, Marta Venier, Penny Vlahos, Martin Wagner, Fang Wang, Mengjiao Wang, Anna Soehl, Marlene Ågerstrand, Miriam L. Diamond, Martin Scheringer
9 de noviembre, 2023
https://doi.org/10.1021/acs.est.3c04213

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