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Los sueños fragmentados de la mediana edad se asociarían con la deficiencia posterior de la función cognitiva
Neurology San Francisco, EE.UU. 01 Febrero, 2024

Las personas que experimentan alteraciones del sueño entre sus 30 y 40 años podrían enfrentar problemas en su salud cognitiva una década después; esta conexión es esencial para esclarecer el papel de los trastornos del sueño como factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer.

Temas clave: trastornos cognitivos, regularidad del sueño, calidad del sueño, enfermedad de Alzheimer

THE AMERICAN ACADEMY OF NEUROLOGY | MG McGrath Inc. Sheet Metal
La Academia Estadounidense de Neurología (American Academy of Neurology) fue fundada en 1948. Hoy la integran alrededor de 36.000 neurólogos y profesionales de la neurociencia| Foto de la sede central ubicada en la ciudad de Minneapolis, publicada por MG McGrath

El artículo publicado por la revista Neurology *, órgano oficial de la American Academy of Neurology de EE.UU., revela que las personas de mediana edad con interrupciones del sueño podrían presentar posteriormente problemas de memoria y cognición.
Aunque el estudio no establece una relación causal entre la calidad del sueño y el declive cognitivo, resalta una asociación significativa.

Dado que los signos tempranos de la enfermedad de Alzheimer comienzan a manifestarse varias décadas antes de que aparezcan los síntomas clínicos, la comprensión de la interrelación de factores en etapas tempranas de la vida es crucial para dilucidar el papel de los trastornos del sueño en la enfermedad de Alzheimer. 

Los resultados del estudio destacan que, en la mediana edad, la calidad del sueño, más que su cantidad, incide significativamente en la salud cognitiva.

Población estudiada
Los 526 participantes en la investigación con edad promedio de 40 años fueron seguidos durante 11 años, período en el que los autores midieron y examinaron tanto la duración como la calidad del sueño. 

Para llevar a cabo la tarea, utilizaron acelerómetros o sensores de actigrafía (actígrafos) durante tres días consecutivos. El relevamiento se llevó a cabo en dos instancias y con un año de diferencia; los datos recopilados revelaron en promedio una duración del sueño de seis horas. 

Asimismo, los participantes mantuvieron un registro de los horarios de sueño y completaron un cuestionario referido a la calidad experimentada, con puntajes que oscilaban entre cero y 21, siendo los valores superiores  indicativos de sueño deficiente.
Un total de 239 individuos (46 %) reportaron trastornos del sueño con un puntaje superior a cinco.

La investigación incluyó pruebas de memoria y razonamiento cognitivo y evaluó la fragmentación del sueño para medir las interrupciones breves y recurrentes durante el período de descanso. 

Los autores calcularon durante el sueño los porcentajes de tiempo con movimientos de un minuto o menos y sin ellos y encontraron que el promedio de fragmentación del sueño fue del 19 %.

Detalles del trabajo
A partir de estos resultados, los participantes fueron divididos en tres grupos según los grados de fragmentación de sus sueños. 

Cuarenta y cuatro (44) de los 175 individuos con la fragmentación más pronunciada, exhibieron un rendimiento cognitivo deficiente después de una década, en comparación con 10 de los 176 individuos con la fragmentación menos pronunciada.

Luego de ajustar por factores como edad, género, raza y educación, los individuos con mayor fragmentación del sueño mostraron más del doble de probabilidades de experimentar un rendimiento cognitivo deficiente en comparación con los de menor fragmentación del sueño. 

El artículo aclara que no se observaron diferencias significativas en el rendimiento cognitivo entre el grupo intermedio y el de mediana edad con menor fragmentación del sueño.

Los especialistas enfatizan la necesidad de una investigación más exhaustiva para examinar la relación entre los trastornos del sueño y la cognición en diversas etapas de la vida, así como para identificar posibles períodos críticos en los cuales el sueño pueda influir de manera más significativa en la cognición. Además, señalan que futuros estudios podrían abrir nuevas oportunidades para la prevención del Alzheimer en edades avanzadas.

La conclusión también destaca que ni la duración del sueño ni la calidad informada por los mismos participantes se asoció con la salud cognitiva en la mediana edad. Sin embargo, debido al tamaño limitado de la muestra, los investigadores no pudieron explorar completamente posibles diferencias raciales o de género. 

 

* Neurology
Association Between Sleep Quantity and Quality in Early Adulthood With Cognitive Function in Midlife
Yue Leng, Kristen Knutson, Mercedes R. Carnethon, Kristine Yaffe
23 de enero, 2024
doi.org/10.1212/WNL.0000000000208056

 

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