Las medidas preventivas para combatir la COVID-19 agravaron los indicadores fundamentales de las enfermedades cardiovasculares por escasa adherencia a la medicación prescripta, miedo a salir del domicilio o disminución considerable de la actividad física.
El informe Eficacia de una estrategia estandarizada y simplificada para tratamiento de la hipertensión arterial en Chile: la Iniciativa HEARTS en las Américas de la Organización Panamericana de la Salud * mantiene su vigencia por analizar las estrategias utilizadas durante el control de la pandemia y sus impactos en el estado de salud de los pacientes con enfermedades cardiometabólicas que no padecieron la infección por SARS-CoV-2.
El artículo es reproducido en la revista Archivos de Cardiología de México clasificada por la base de datos de la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) **.
Repaso de la pandemia
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la causa principal de morbilidad y mortalidad entre los adultos mayores de América Latina. Su prevalencia aumenta en forma lineal con la edad.
Durante la pandemia, los gobiernos implementaron diversas estrategias para aliviar la crisis causada por la infección por SARS-CoV-2, en general medidas de aislamiento y distanciamiento social, cuya eficacia en gran medida estuvo condicionada por la estructura social subyacente.
Los autores analizaron el impacto de las medidas utilizadas para controlar la pandemia sobre el estado de salud de pacientes con enfermedades cardiometabólicas, no infectados, en distintas regiones de América Latina.
Ámbito de aplicación
El estudio utilizó una encuesta telefónica de pacientes ambulatorios con afecciones cardiometabólicas, sin evidencias de infección por COVID-19. Investigadores de 13 países latinoamericanos hispanoparlantes (divididos en tres regiones geográficas) respondieron a la convocatoria de la Sociedad Interamericana de Cardiología de junio de 2020.
Las tres regiones geográficas consideradas fueron:
1) Región Norte: Costa Rica, Cuba. El Salvador, Guatemala, México, República Dominicana
2) Región Andina: Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela
3) Región Cono sur: Argentina, Chile, Paraguay
La encuesta se llevó a cabo entre el los 15 de junio y julio de 2020.
Participantes del estudio
Los pacientes elegibles debían ser mayores de 18 años y no tener síntomas previos ni indicios clínicos de infección por COVID-19, con enfermedades cardiovasculares (ECV) o metabólicas comprobadas.
La encuesta examinó el perfil demográfico de los pacientes, su nivel de educación, aspectos socioeconómicos, antecedentes de ECV y tratamientos farmacológicos diarios. Además, las preguntas evaluaban los niveles de actividad física, cambios de dieta, percepción del peso corporal, consumo de alcohol y tabaco, acceso a medicamentos, adherencia a los tratamientos, calidad del sueño y sentimientos de depresión.
Los datos del Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU. sirvieron de base para analizar el impacto de la pandemia en la región y las medidas adoptadas por las diversas autoridades sanitarias variaron desde toques de queda y confinamientos obligatorios hasta zonas sin ninguna restricción.
Resultados
El análisis reveló que la discontinuación del uso de medicamentos recetados en la Región Andina alcanzó cifras cercanas al 30%, intermedias en el norte y menor en los países del Cono Sur.
El estilo de vida sedentario, con niveles importantes de disminución de la actividad física, fue mucho más acentuado en la región del Cono Sur. Este hallazgo coincidió con las medidas más restrictivas.
Por otro lado, para evaluar la variación en el acceso a los medicamentos se analizó el grado de adherencia durante el mes previo. El incumplimiento de los tratamientos prescriptos y el grado de severidad de las restricciones mostraron una elevada correlación negativa.
En los últimos 30 días anteriores a la encuesta, disminuyó el consumo de frutas y verduras en todas las regiones, mientras en el Cono Sur aumentó el consumo de bebidas alcohólicas.
Efectos de la pandemia
Para los autores, el principal hallazgo de su estudio fue la relación entre el grado de confinamiento en cada país y variables tales como la disminución de la adherencia a la medicación y los menores niveles de actividad física en pacientes con riesgo cardiovascular.
En general, la Región Andina fue la más vulnerable, con menores ingresos y niveles de educación y mayores tasas de discontinuación de la medicación.
Una de las diferencias más importantes fue el aumento de peso, con claras diferencias entre regiones. La tasa de obesidad fue claramente mayor en el Cono Sur. Informes nacionales y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que tanto Argentina como Chile y Paraguay tienen tasas de sobrepeso que oscilan entre el 50 y el 65%.
El cambio de los hábitos alimenticios coincidió con varios informes epidemiológicos relacionados con la alimentación durante la pandemia de los países encuestados, aunque los investigadores opinan que es difícil determinar si el patrón de consumo se debió a la pandemia o si era una característica persistente de las poblaciones evaluadas.
La Región Andina sobresalió con datos preocupantes en los índices de desempleo, tabaquismo, disminución de la adherencia a la medicación y menor nivel educativo.
Las cifras de otros trabajos realizados en distintos países de América Latina muestran tasas de adherencia a los tratamientos indicados que oscilan entre el 50 y el 70%.
La información del estudio muestra un empeoramiento significativo de la variable, al menos durante los primeros meses de la pandemia.
Debido a las diferencias significativas entre las regiones, los autores enfatizan la necesidad de realizar un análisis sanitario particular en cada caso para implementar las estrategias más adecuadas.
Es probable que cuarentenas más largas y estrictas hayan impedido realizar controles y seguimientos adecuados de los pacientes con ECV. La imposibilidad dio lugar a un aumento a corto plazo de la discapacidad por cardiopatías, insuficiencia renal avanzada y accidentes cerebrovasculares.
El miedo a contraer la COVID-19, como así también los mensajes de las autoridades sobre el autoaislamiento y la necesidad de evitar las visitas al hospital a menos que fueran imprescindibles, provocaron que los pacientes no buscaran o retrasaran la atención médica.
Los autores concluyen que las medidas de confinamiento agravaron los indicadores fundamentales de la ECV. Entre ellos destacan la escasa adherencia a la medicación prescripta, sea por imposibilidad de acudir a las revisiones médicas, por la pérdida de empleo debido al cierre de fábricas o empresas o por miedo a salir del domicilio; como segundo indicador realzan la disminución considerable de la actividad física, como probable consecuencia del confinamiento.
Es posible que los dos factores anteriores acarreen graves efectos en las regiones aludidas de América con aumentos de las tasas de mortalidad, infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca. Estas razones justifican la necesidad de aplicar medidas y políticas sanitarias que mejoren las deficiencias encontradas.
* Revista Panamericana de Salud Pública
Eficacia de una estrategia estandarizada y simplificada para tratamiento de la hipertensión arterial en Chile: la Iniciativa HEARTS en las Américas
Volumen 46, 2022
Michea L, Toro L, Alban N y colaboradores
https://doi.org/10.26633/RPSP.2022.138
** Archivos de Cardiología de México
https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/informacion.cgi?IDREVISTA=12
Página consultada el 15 de mayo de 2024