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Los índices deteriorados de marcha, equilibrio y fuerza pueden anticipar cambios biológicos asociados a la edad
Plos One Rochester, EE.UU. 20 Noviembre, 2024

Mantener el equilibrio con una pierna representa el principal indicador para evaluar el deterioro neuromuscular asociado a la edad.

El artículo de la revista médica Plos One *  analiza en adultos saludables mayores de 50 años las manifestaciones del envejecimiento en la marcha, el equilibrio y la fuerza muscular. 

Los autores compararon las tasas de deterioro correspondientes a los parámetros aludidos con el propósito de categorizar las áreas físicas con mayor exposición al paso del tiempo. 

La investigación destacó el equilibrio unipodal como posición accesible y precisa para evaluar el impacto del envejecimiento en el sistema neuromuscular.  

Consecuencias del tiempo
La longevidad está aumentando en todo el mundo como resultado de las mejoras en la atención médica y los estándares de vida.

El envejecimiento, si bien no es una enfermedad, causa una disminución en la capacidad mental y  pérdida gradual de actividades físicas, motivada, entre otras causas, por la sarcopenia determinante de la pérdida de masa muscular, fuerza y ??función.

La fuerza muscular adecuada, la marcha eficiente y el buen equilibrio, que disminuyen con la edad, son  cruciales para la independencia y el bienestar. La investigación de los efectos del envejecimiento es clave tanto para los pacientes como para los médicos.

Trascendencia de la marcha, el equilibrio y la masa
La marcha es un aspecto importante de la actividad diaria que afecta a los adultos mayores. Sus trastornos pueden advertirse en varios factores: déficits sensoriales (p. ej., discapacidad visual).

La velocidad disminuye con la edad, especialmente después de los 65 años. La marcha lenta se asocia con el deterioro funcional y una peor salud física. 

El mejor predictor de la velocidad de la marcha en mujeres rurales mayores se concentra en la fuerza de la rodilla, mientras en los hombres de semejante grupo etario el predictor fiable lo constituye la velocidad de la marcha. 

El equilibrio o capacidad de mantener el control postural, es una actividad compleja que integra información de la visión, los sistemas vestibular y  somatosensorial para detectar posiciones, velocidades y aceleraciones.

Los registros permiten a las personas mantener la postura y responder a los movimientos voluntarios y alteraciones de la marcha.

El equilibrio estático es necesario para mantener el control postural durante la permanencia en pie y algunas actividades físicas; por su parte, el equilibrio dinámico es crucial para controlar el centro de masa del cuerpo durante la movilidad.

Los deterioros del equilibrio pueden provocar caídas, tanto quieto como en movimiento. Las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas óseas con graves consecuencias debido a la osteoporosis, lo que convierte a las caídas en riesgosas para la salud.

A partir de los 30 años, la tasa de disminución de masa muscular es de hasta un 8% por década con aumento después de los 60 años, momento en que puede afectar la fuerza de las personas.

Por lo tanto, la reducción de la fuerza muscular guarda relación estrecha con la pérdida de independencia y la calidad de vida disminuida.

Aunque la marcha, la fuerza muscular y el equilibrio disminuyen con la edad, los autores se preguntan "¿cuál de estos parámetros se deteriora más rápido y a qué ritmo?"

Abocarse al estudio de los interrogantes puede ayudar a los profesionales de la salud a diseñar intervenciones específicas que ralenticen de manera más efectiva los deterioros con programas de entrenamiento.

 

Las múltiples investigaciones relacionadas con las medidas de la marcha, el equilibrio y la fuerza, no solo dejaron de lado la prioridad de las medidas sino que tampoco compararon la tasa de deterioro de los ancianos sanos.

La literatura existente solo evaluó, según los autores, las intervenciones efectivas -informadas por el monitoreo de los efectos del envejecimiento- necesarias para retrasar o revertir la aparición de cambios asociados. Para superar los límites que informan, investigaron cómo el envejecimiento afecta la marcha, el equilibrio y la fuerza en una cohorte de adultos sanos e independientes y los comparar con las tasas de deterioro relacionadas. Además, buscaron evaluar cualquier relación entre los tres parámetros, explorar las posibles diferencias entre mujeres y hombres y establecer una jerarquía entre las medidas estudiadas. 

Equilibrio y fuerza muscular
La ancianidad se asocia con una reducción gradual de las capacidades físicas y neuromusculares comprometedoras de la calidad de vida y la independencia de las personas mayores. 

La investigación, llevada a cabo por diversos departamentos especializados de la Clínica Mayo de Rochester, EE.UU., analizaa en mayores de 50 años tres parámetros clave: marcha, equilibrio y fuerza muscular. 

Aunque la marcha mostró cambios mínimos con la edad, los resultados revelaron una disminución significativa en la duración del equilibrio en un solo pie, como así también  en la fuerza de agarre y en la correspondiente a las extremidades inferiores.  

Los participantes todos con buena salud, fueron evaluados mediante herramientas como plataformas de fuerza y sistemas de captura de movimiento.

Las mediciones permitieron identificar patrones de deterioro en las capacidades físicas y establecer qué parámetros fueron más sensibles al paso del tiempo.  

Equilibrio en una pierna 
De los factores analizados, la capacidad de mantener el equilibrio con una sola pierna mostró ser el más afectado por el paso del tiempo. 

La relevancia de la prueba requirió una integración precisa entre fuerza muscular, coordinación y procesamiento sensorial. Además, resultó sencilla de poner en prácticar sin necesidad de equipos complejos, tanto los usados para esta investigación como los eventuales a implementar en diversos contextos clínicos o comunitarios.
El equilibrio bipodal (de pie con ambas piernas) pese a no exhibir cambios significativos al envejecer mostró -en comparación, un aumento en el desplazamiento del centro de presión- evidencia indicativa de sutiles alteraciones neuromusculares.  

 

La fuerza muscular 

Aunque la pérdida de fuerza muscular es un fenómeno conocido del envejecimiento, el estudio destaca que los cambios en la fuerza de agarre manual y de las extremidades inferiores fueron menores respecto a los del equilibrio. Sin embargo, para los autores, las medidas continúan siendo indicadores cruciales de salud y funcionalidad puesto que la reducción de la fuerza muscular incrementa el riesgo de caídas, fracturas y dependencia.  

El artículo aclara en particular que la fuerza de agarre manual es una medida confiable que se asocia a la calidad de vida y la longevidad. Por otra parte, la investigación observó además un declive constante por década   diferencias escasas en las tasas de incidencia de hombres y mujeres.  

Implicancias para la salud pública
Para los autores, la identificación de  los parámetros más sensibles al envejecimiento permite programar estrategias de intervención más efectivas. Con tal fin, la duración del equilibrio unipodal surge como una herramienta fácil de implementar en adultos mayores para la detección de riesgos de fragilidad que, por lo general, suelen devenir en caídas. 

Los programas de entrenamiento físico centrados en mejorar el equilibrio y la fuerza muscular podrían retrasar la aparición de discapacidades con la consiguiente prolongación de la independencia funcional.  

Los resultados motivan a los autores a subrayar la necesidad de implementar evaluaciones regulares del equilibrio y la fuerza en las consultas de atención primaria, especialmente en mayores de 65 años.  

El estudio reafirma la importancia de monitorear parámetros específicos como el equilibrio unipodal y la fuerza muscular en el envejecimiento. En este sentido, el estudio consiera que las mediciones no solo ofrecen la posibilidad de reflejar cambios físicos sino también proporcionan elementos accesibles para prevenir complicaciones asociadas con la pérdida de funcionalidad. 

La adopción de intervenciones tempranas basadas que contemplen los hallazgos descriptos puede mejorar la calidad de vida de las personas mayores y reducir en la salud pública el impacto del envejecimiento de la comunidad.  


* Plos One

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