Los pacientes quieren hablar sobre el cannabis, pero obtienen la mayor parte de la información de quienes se lo proveen; la evidencia sugiere que, para muchos pacientes de Estados Unidos, los daños del cannabis superan sus beneficios potenciales para el tratamiento del dolor crónico no oncológico (ver búsqueda en Buceador SIIC) *
La reunión anual de medicina interna organizada por el Colegio Estadounidense de Médicos (American College of Physicians – ACP) incluyó en una sesión específica las buenas prácticas en la administración de cannabis o cannabinoides en el dolor crónico.
La exposición del último 3 de abril, sintetizó las flamantes recomendaciones concentra las opiniones de especialistas de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón y del Comité de Salud Poblacional y Ciencias Médicas del ACP.
La libertad de medicación
Cannabis es el término habitual para mencionar los productos derivados de la planta, mientras los cannabinoides, de origen vegetal o sintéticos, son compuestos que ejercen efectos en su interacción con el sistema endocannabinoide. Cuando la evidencia lo distingue, el término cannabinoides refiere por lo general a los sintéticos.
Aunque el cannabis en EE.UU. es una sustancia ilegal, a partir de 2024, fue legalizado para uso “recreativo” y médico de adultos en 24 estados y en el Distrito de Columbia, y legal solo para uso médico en otros 14 estados.
Solo 3 cannabinoides recibieron aprobación del organismo regulatorio local conocido coel nombre de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA):
dronabinol (forma sintética de delta-9-tetrahidrocannabinol - THC] para náuseas inducidas por quimioterapia o caquexia asociada al VIH,
nabilona (agonista del receptor cannabinoide 1 o CB1 aprobado para náuseas inducidas por quimioterapia) y
una formulación purificada de cannabidiol para tratar los síndromes de Dravet y Lennox-Gastaut y las convulsiones asociadas con la esclerosis tuberosa.
En la actualidad, ningún cannabinoide obtuvo aprobación para el tratamiento del dolor crónico. Pese a la normativa, los pacientes pueden acceder legalmente al cannabis para el dolor crónico en la mayor parte del país, sea por vía directa en una tienda “recreativa” o solicitándola a un dispensario.
En ambos casos, debe acompañarse con la certificación de un médico que autoriza el uso para una determinada indicación.
La lista de condiciones varía por estado, pero todas incluyen dolor crónico. En sus indicaciones, el médico habitualmente no especifica el producto o la dosis de cannabis, sino que los pacientes presentan su certificación a un trabajador del dispensario quien finalmente recomienda o define los productos que serán consumidos.
Cuando los pacientes consumen cannabis con fines medicinales, con mayor frecuencia citan al dolor crónico como diagnóstico que justificará la elección.
La extensión de la sustancia
Los datos aportados por una reciente encuesta revelaron que uno de cada cuatro adultos de EE. UU. declaró haber consumido cannabis el año anterior, con una importante acotación: el 40% de quienes lo adoptaron el mes anterior lo consumían casi diariamente o a diario.
Los médicos de EE.UU. solo pueden recetar tres formulaciones de cannabinoides aprobadas por la FDA las cuales tienen una limitada cantidad de indicaciones: náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia, caquexia asociada al VIH y algunos trastornos convulsivos poco comunes, entre ellas. Sin embargo, alrededor del 80% de los adultos estadounidenses creen que el cannabis ofrece al menos un beneficio para la salud.
Actualización de las indicaciones médicas
Los consejos de mejores prácticas del ACP comunicados el 4 de abril se concentran en el uso de cannabis y cannabinoides para tratar el dolor crónico no relacionado con el cáncer.
Para fundamentar la declaración de asesoramiento, los investigadores analizaron 26 ensayos controlados aleatorios y 12 estudios observacionales que examinaron los efectos del cannabis o los cannabinoides sobre el dolor crónico no oncológico en comparación con la atención habitual o el placebo.
Cabe destacar que las Declaraciones de Consejos de Buenas Prácticas difieren de las Guías Clínicas del ACP.
Si bien existía evidencia de peso que las sustentaba, la presentación afirmó que el tema correspondía abordarlo en las recomendaciones de buenas prácticas puesto que el contexto clínico en torno al cannabis es diferente. Los argumentos de la reorientación ofrecían dos razones:
muchos estudios presentaban limitaciones importantes (principalmente en cuanto al seguimiento a largo plazo);
la mayoría de las guías clínicas ponían el acento en la prescripción, la solicitud de pruebas o la recomendación de un médico.
Es decir, faltaban la evaluación sobre los daños a largo plazo y la definición del equilibrio necesario para precisar una declaración de directriz clínica.
A pesar de las correcciones pendientes, la presentación valora la posibilidad de contra prontamente con la información que señale los beneficios del cannabis y el dolor crónico.
En tal sentido, destaca los ítems que los médicos locales de atención primaria deben conocer:
el consumo de cannabis en EE.UU. aumenta y se generaliza;
los pacientes quieren hablar sobre el consumo de cannabis con sus médicos, pero en la actualidad el grueso de la información es provista por quienes se desempeñan en los lugares que los dispensan;
la mayoría de los médicos sienten incomodidad cuando conversan el tema con los pacientes;
algunas formulaciones de cannabis pueden producir ligeras mejoras en la gravedad del dolor (en especial, el neuropático), pero también es posible que aumenten la sedación, las náuseas y/o los mareos;
los daños a largo plazo del cannabis pueden incluir deterioro cognitivo, dependencia, trastornos psiquiátricos, síndromes de abstinencia, afecciones pulmonares y cardíacas y, potencialmente, ciertos tipos de cáncer.
La exposición en la reunión ACP remarcó que los médicos deberían no solo estar en condiciones de asesorar a los pacientes sobre los beneficios y efectos nocivos del cannabis, sino también contar con la capacitación adecuada para identificar en quiénes los daños pueden superen los beneficios.
Por último, acomete contra el consumo de cannabis en pacientes embarazadas o en período de lactancia y alertó las consecuencias del cannabis inhalado por contener muchas de las mismas toxinas y carcinógenos presentes en el humo del tabaco.
* siicsalud
https://www.siicsalud.com/buceador/buceadoravanzado.php?pagina=2&todas=cannabis&exacta=&algunas=&sinlas=&lineas=5&version=breve&nropos=5