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Las vacunas aplicadas en la infancia podrían contribuir a la prevención de la pérdida auditiva
Communications Medicine Montreal, Canadá 06 Junio, 2025

Más de 1500 millones de personas en todo el mundo padecen algún grado de pérdida auditiva. Si bien suele estar relacionada con el envejecimiento, una causa menos conocida, pero significativa, son las infecciones contraídas durante la infancia y la adolescencia, muchas de las cuales son prevenibles.

La revisión que publica la revista Communications Medicine * explora en la literatura científica el papel que podría desempeñar las vacunas en la prevención de la pérdida auditiva de niños y adolescentes.

Aunque la pérdida auditiva se relacione por regla con el envejecimiento, las enfermedades infecciosas en la infancia y la adolescencia son causas importantes de pérdida auditiva, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.
A nivel mundial, alrededor de 70 millones de niños de 0 a 15 años padecen pérdida auditiva. La cifra es importante puesto que la pérdida auditiva en niños pequeños suele revestir gravedad y la destaención afectar incluso el lenguaje hablado, la alfabetización, la educación, el desarrollo cognitivo y el bienestar social a lo largo de la vida.
Durante el período de 1990 a 2016, la pérdida auditiva fue la segunda discapacidad del desarrollo prevalente en niños menores de 5 años, con más de 15 millones de niños residentes en países de bajos y medianos ingresos. Según el Informe mundial sobre la audición de 2021 de la OMS y estimaciones recientes de la carga mundial de morbilidad, casi el 60% de la pérdida auditiva infantil puede prevenirse con medidas de salud pública vigentes, como la mejora de la atención materna y neonatal, la detección y el tratamiento temprano de las enfermedades inflamatorias del oído medio (como la otitis media) y la inmunización contra la rubéola y las causas comunes de meningitis.

Vacunación y audición 
La comprobación del nexo redundaría en beneficio de la población de los países de ingresos bajos y medios con acceso por lo general limitado a la atención auditiva. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 60 % de la pérdida auditiva infantil podría prevenirse mediante medidas de salud pública, como la vacunación contra la rubéola y ciertas formas de meningitis.

Consulta de literatura
Investigadores, ide diversas instituciones acedémicas y especializadas de Canadá y Estados Unidos, consultaron la literatura científica publicada para identificar estudios que aportaran información cuantitativa sobre la relación entre la vacunación y la pérdida auditiva. Las búsquedas en cuatro bases de datos evitaron restricciones de fecha, idioma o ubicación geográfica.

Patógenos detectados
La revisión exhaustiva permitió trazar un mapa del conocimiento existente sobre la relación entre la vacunación y la prevención de la pérdida auditiva.
Los autores analizaron cuáles eran los patógenos relacionados con las vacunas disponibles, sus mecanismos de acción y el conocimiento existente sobre el impacto en la audición.
El trabajo les permitió identificar 26 agentes infecciosos, causantes potenciales de pérdida auditiva, incluido el virus responsable de enfermedades comunes como el sarampión y la rubéola, cuyo peligro adquiere mayor rango durante el embarazo por sus potenciales daños al sistema auditivo en desarrollo determinantes de sordera congénita.

La lista incluyó el virus causante de las paperas por su posibilidad de provocar pérdida auditiva neurosensorial al dañar el oído interno o el nervio auditivo; además, también, evaluaron a las bacterias Haemophilus influenzae , Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis, causantes de meningitis que resultan en afectación auditiva permanente.

Faltas de investigación
Los investigadores encontraron una grave falta de datos empíricos sobre los efectos protectores de las vacunas contra la pérdida auditiva.
De los miles de artículos científicos identificados como relevantes, solo nueve publicados en los últimos 40 años cumplieron los criterios para su inclusión en el análisis. Por otra parte, los nueve estudios de la selección que  abarcaron sólo tres agentes infecciosos (rubéola, paperas y neumococo) fueron ejecutados solo en países de altos ingresos: Suecia, Finlandia, los Países Bajos, Estados Unidos, Australia y Japón.
Los autores consideran que si una vacuna demuestra que salva vidas, es razonable que las decisiones políticas se tomen en base a tal cualidad meritoria. Pero si además,ofrecen beneficios significativos en la prevención de otros daños, como la pérdida auditiva, las ventajas adicionales exigen mayor atención.
El diseño de los ensayos clínicos puede ocultar los beneficios agregados puesto que el objetivo principal es demostrar la eficacia contra la enfermedad en cuestión; es decir, la prevención de efectos secundarios como la pérdida de audición rara vez se evalúa sistemáticamente.

Demostraciones visibles
Los nueve estudios empíricos que examinaron la relación entre las vacunas y la prevención de la pérdida auditiva arrojaron resultados dispares. Algunos hallaron que la vacunación puede brindar protección, mientras que otros no mostraron ningún efecto., sin perder de vista que los métodos empleados para medir la pérdida auditiva variaban considerablemente, lo que dificultaba las comparaciones directas.

Estudios poblacionales muestran que la vacunación contra la rubéola y las paperas reduce de manera significativa las tasas de sordera asociadas a las enfermedades. En Australia, por ejemplo, la introducción de un programa de vacunación contra la rubéola condujo a una marcada disminución de los casos de sordera congénita.

En Suecia, la implementación de un programa de vacunación contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR) se asoció con una notable reducción de los problemas auditivos en niños.
Estudios centrados en Japón y Estados Unidos sobre las paperas también destacan la importancia de la vacunación para prevenir la pérdida de audición causada por las infecciones SPR.
El ensayo menciona que tres ensayos clínicos que evaluaron la eficacia de las vacunas antineumocócicas para prevenir las infecciones del oído medio no encontraron una reducción llamativa en las tasas de infección. Sin embargo, los autores aclaran que la otitis media serosa no es un indicador directo de pérdida auditiva permanente.

Ampliar el acceso a las vacunas
El aumento de la conciencia sobre los beneficios de la vacunación relacionados con la audición podría ayudar a fortalecer los programas de inmunización existentes, especialmente en países de ingresos bajos y medios, donde la cobertura de vacunación aún es inadecuada.

Los investigadores sostienen que si la vacunación contra el sarampión es recomendada para reducir la mortalidad, la posible prevención de la pérdida auditiva podría destacarse como un beneficio adicional, condición adicional que reforzaría la adopción de un programa de vacunación universal.

El estudio recomienda incluir el efecto sobre la pérdida auditiva en las evaluaciones de vacunas, tanto durante el desarrollo de los fármacos como luego de ser distribuidos a a población. La decisión también contribuiría a la definición de prioridades de investigación para nuevas formulaciones de vacunas.
La comunicación pública de los beneficios indirectos basada en documentos de calidad mejor ayudaría a reducir la reticencia a la vacunación.
Pocas décadas atrás, en Canadá había tantos niños con pérdida auditiva que el problema hizo necesario la instalación de un centro especializado para atenderlos. En la actualidad, gracias a los antibióticos y las vacunas, menos personas padecen pérdida auditiva. El artículo destaca que el exitoso ejemplo del país podría replicarse en todo el mundo, . 

Noticia biomédica en desarrollo; 6 de junio, 2025
aSNC-SIIC


* Communications Medicine

Vaccination for prevention of hearing loss: a scoping review
Mira Johri ,Shoghig Tehinian ,Myriam Cielo Pérez Osorio ,Enis Bar?? Brian Wahl 
24 de marzo, 2025

https://www.nature.com/articles/s43856-025-00795-w


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