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El trastorno por consumo de ´cannabis recreativo´ triplicaría el riesgo de cáncer bucal
Preventive Medicine San Diego, California, EE.UU. 04 Agosto, 2025

Noticia biomédica actualizada el 5 de agosto, 10:45am
aSNC

El consumo crónico de cannabis puede contribuir al riesgo de cáncer en tejidos expuestos a los productos asociados a su combustión.

A medida que aumenta el acceso y aceptación social del cannabis, es fundamental que los mensajes de salud pública y las guías clínicas reflejen los posibles daños que entraña.
Los profesionales competentes deben considerar la detección y el asesoramiento vinculado al cáncer oral como parte de la atención rutinaria dispensada a las personas con trastorno por consumo de cannabis (TCC), en particular a las que padecen factores de riesgo adicionales.

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El ensayo retrospectivo que publica la revista Preventive Medicine Reports * examina mediante datos de historias clínicas electrónicas la asociación entre el TCC y el riesgo subsiguiente de cáncer oral. El artículo basa sus puntos de vista en la información proporcionada por el amplio sistema de salud multicéntrico del estado de California, EE.UU.

Fundamentar los riesgos cancerígenos
El autor aclara que para comprender si el TCC conlleva mayor riesgo de cáncer es necesario fundamentarlo en la práctica clínica, especialmente a medida que la legalización del cannabis gana terreno y disminuye la percepción del riesgo. 
La extensión progresiva del consumo de cannabis carece de precisiones relacionadas con los riesgos a largo  plazo para la salud, en particular los cancerígenos.
La combustión de la sustancia produce hidrocarburos aromáticos policíclicos y otros carcinógenos similares a los presentes en el humo del tabaco, como el benzo[a]pireno y los fenoles. Pese a que la asociación del tabaco con los cánceres de cavidad oral ha sido bien definida, el potencial oncogénico del cannabis continua menos resuelto, a pesar de que ambos coinciden en la forma de administración y comparten sustancias tóxicas.

Disparidades para resolver
Los estudios epidemiológicos que investigan el cannabis y el cáncer han arrojado resultados dispares. Algunos observacionales sugieren un riesgo elevado de cáncer de cabeza y cuello, especialmente entre usuarios frecuentes, mientras que otros informan asociaciones nulas.
Las discrepancias pueden deberse a limitaciones metodológicas, como la dependencia a la autodeclaración del consumo de cannabis, los cortos periodos de seguimiento y la falta de control de variables de confusión como el consumo de tabaco y alcohol.
Además, pocos trabajos han puesto el foco en los cánceres orales, sitio de elevada plausibilidad biológica dada la exposición directa a humo de la mucosa oral durante la inhalación de cannabis.

El diagnóstico clínico de TCC se asocia con patrones de consumo de alta frecuencia que confieren una mayor exposición a compuestos de cannabis; sin embargo, no abarca a la población total de consumidores frecuentes, muchos de los cuales no cumplen los criterios de diagnóstico. No obstante ello el TCC logra documentarse con mayor fiabilidad en los historiales médicos electrónicos que en las evaluaciones por consumo autodeclarado.
Ante la falta de datos clínicos estructurados que contemplen dosis y frecuencia, el consumo compartido con nicotina (CCN) puede servir como un indicador pragmático, aunque conservador, para identificar a quienes hayan alcanzado una probable alta exposición.

Participantes evaluados
La investigación analizó los historiales médicos electrónicos de  45.129 pacientes, de los cuales 949 habían desarrollado TCC; es decir, 44.180 (97,9 %) no recibieron tal diagnóstico.
La cohorte contaba con una media de edad de 44,5 años y el 54 % eran mujeres. El diagnostico de cáncer oral durante el período de seguimiento correspondió a 106 pacientes.
Entre aquellos sin TCC, la incidencia de cáncer oral fue del 0,23 %, en consonancia con las estimaciones a nivel poblacional. Por el contrario, el 0,74 % de los pacientes con TCC desarrolló cáncer oral.

Después de ordenar a los individuos estudiados por edad, sexo, índice de masa corporal y estado de tabaquismo, los afectados con TCC tenían una probabilidad 325% mayor de contraer cáncer bucal dentro de cinco años en comparación con aquellos sin el trastorno.

Los fumadores de tabaco con TCC tenían un 624 por ciento más de probabilidades de contraer cáncer oral en un plazo de cinco años, en comparación con los fumadores de tabaco sin el trastorno

Observaciones claves 
Dado que la asociación entre el TCC y el cáncer oral se mantuvo incluso después de controlar el tabaquismo, y en vista de que el TCC se asoció con un mayor riesgo de cáncer oral (incluso cuando el análisis se limitó a fumadores), el investigador plantea -además de la inhalación de humo- la hipótesis de otros factores subyacentes. A modo de ejemplo, menciona la existencia del tetrahidrocannabinol o THC como principal compuesto psicoactivo presente en el cannabis, cuyos efectos inmunosupresores podrían incrementar los riesgos de cáncer.

El humo de cannabis contiene muchos de los mismos compuestos cancerígenos presentes en el de tabaco, incluyendo hidrocarburos aromáticos policíclicos y compuestos orgánicos volátiles, con efectos mutagénicos en el tejido epitelial conocidos.
La literatura científica da cuenta que el humo de cannabis produce cambios citológicos e histopatológicos en las células del tracto respiratorio similares a los causados por el tabaco. Al respecto, estudios de biopsia bronquial de consumidores habituales de marihuana muestran displasia y metaplasia epitelial comparables a las de los fumadores de tabaco, incluso sin haberlo consumido.

Las conclusiones de los trabajos epidemiológicos ha sido mixta, en parte debido a las diferentes definiciones de exposición y a los limitados tamaños de sus muestras. Algunos encontraron riesgo elevado de cánceres de cabeza y cuello, mientras otros, en particular aquellos que no pueden ajustarse adecuadamente para el tabaco o el alcohol, no hallaron una asociación significativa.
El autor del presente estudio difiere de los conceptos anteriores por haber utilizado un diagnóstico clínico definido que, según aclara, probablemente representa un consumo de cannabis más sostenido y problemático que el ocasional o "recreativo". La distinción explicaría la notable asociación que observó en su trabajo.

Implicancias para la salud pública
Los resultados alcanzados podrían tener implicancias para las prácticas de detección del cáncer en atención primaria y entornos de salud conductual.
Los pacientes con TCC a menudo presentan factores de riesgo sociales y conductuales superpuestos, como el consumo de tabaco, el de alcohol y menor participación en la atención médica preventiva. Los efectos acumulativos justificarían  exámenes bucodentales rutinarios y estratificación del riesgo de la población potencialmente afectada, incluso en ausencia de síntomas evidentes.
La relación entre el TCC y el cáncer bucal subraya la importancia de integrar la concienciación sobre la salud bucal en el tratamiento y la asesoría para los trastornos por consumo de sustancias, especialmente a medida que el de cannabis amplía su influencia.

Si bien se necesita más investigación para explicar completamente la asociación entre el cannabis y el cáncer oral, los resultados del estudio tienen implicaciones inmediatas para las prácticas de detección del cáncer y los mensajes de salud pública.
En particular, los hallazgos enfatizan la necesidad de más investigación sobre los efectos a largo plazo del consumo de cannabis y la importancia de integrar la concienciación sobre la salud bucal en el tratamiento y la consejería para los trastornos por consumo de sustancias.



* Preventive Medicine Reports
Cannabis use disorder and five-year risk of oral cancer in a multicenter clinical cohort
Raphael E. Cuomo

25 de julio, 2025 (anticipo en línea)
Volumen 57, septiembre 2025 (edición impresa)

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