La exposición a combustibles sólidos para calefaccionar y cocinar en el ámbito doméstico eleva el riesgo de contraer migraña, excepto en las personas con duración ideal del sueño.
El artículo publicado en la revista biomédica especializada Plos one * investiga la asociación entre el tipo de combustible utilizado en el hogar y el riesgo de migraña, así como el posible efecto modulador de acuerdo a la duración del sueño. El ensayo analiza datos de una cohorte de adultos obtenida a partir del Estudio Longitudinal de Salud y Jubilación (China Health and Retirement Longitudinal Study - CHARLS) de China entre 2011 y 2015.
Los autores indican que la transición hacia combustibles limpios y la promoción de patrones de sueño saludables podrían contribuir a disminuir la carga de migraña en poblaciones donde el uso de combustibles sólidos aún es prevalente.
Diseño y muestra
El trabajo reunió datos de la CHARLS, encuesta nacional [de China] realizada por la Universidad de Pekín que recopila información de estilos de vida, demográfica, sanitaria y socioeconómica en mayores a 45 años. LA información recopilada correspondió a 9.160 personas que no presentaban migraña al inicio del seguimiento.
El eje central del análisis fue el tipo de combustible utilizado en el hogar para calefaccionar y cocinar, relevado mediante una encuesta. Los combustibles fueron clasificados en sólidos, como carbón, leña y residuos agrícolas, caracterizados por una elevada emisión de contaminantes del aire intradomiciliario, y combustibles limpios, asociados con menores niveles de contaminación: gas natural, gas licuado de petróleo, electricidad y energía solar.
La migraña se definió mediante el cuestionario Migraine Identification (ID-Migraine), compuesto por tres breves preguntas: 1) presencia de náuseas, 2) interferencia de la cefalea con las actividades cotidianas, y 3) sensibilidad aumentada a la luz. La presencia mínima de dos criterios permitió clasificar a los participantes como migrañosos.
La duración del sueño nocturno se categorizó como ideal (7-8 h/día) o no ideal (<7 o >8 h/d). El análisis estadístico incluyó ajustes según factores sociodemográficos, socioeconómicos y conductuales.
Principales resultados
Del total de participantes, el 68,2% empleaba combustibles sólidos para calefaccionar y el 56,9% para cocinar. En ambos casos, los usuarios presentaron con mayor frecuencia una duración de sueño considerada no ideal y un mayor riesgo de migraña, con valores más elevados entre quienes los utilizaban tanto para calefacción como para cocción.
Los resultados indicaron que el reemplazo de combustibles sólidos por limpios y el uso constante de los últimos, sea para calefacción o cocción de alimentos, mostró una asociación con menor riesgo de migraña frente al uso continuo de combustibles sólidos.
En relación con el sueño, la duración considerada ideal mostró un menor riesgo de migraña y atenuó la asociación entre el tipo de combustible utilizado en el hogar y el trastorno; sin embargo, en los participantes con una duración de sueño no ideal, el empleo de los sólidos para calefaccionar y cocinar mostró un mayor riesgo de migraña.
Los análisis estratificados brindaron información adicional sobre vulnerabilidades específicas dentro de la cohorte. Así fue que los autores pudieron observar efectos notables de los combustibles sólidos con la migraña en los participantes con niveles educativos superiores. Por su parte, el vínculo del mismo tipo de combustiblefue más evidente en personas mayores de 65 años y en quienes padecían hipertensión.
Impacto clínico y epidemiológico
La migraña es un trastorno neurológico frecuente relacionado con una elevada discapacidad y un marcado deterioro de la calidad de vida, lo que la convierte en un problema relevante de salud pública. La identificación de los factores de riesgo posibles de modificar resulta clave para reducir su impacto poblacional.
Entre los factores ambientales, la contaminación del aire en el hogar producida por el uso de combustibles sólidos para calefaccionar y cocinar representa un problema relevante para la salud. Estudios previos describen su vínculo con distintos tipos de cefalea, aunque la relación específica con la migraña cuenta con menor desarrollo. Por otra parte, las alteraciones del sueño figuran entre los principales desencadenantes de las crisis migrañosas y podrían influir en la respuesta del organismo frente a exposiciones ambientales adversas.
En términos epidemiológicos, la reducción de la contaminación doméstica mediante el uso de combustibles limpios, combinada con la promoción de hábitos de sueño adecuados, emerge como una estrategia potencial para disminuir la carga de migraña.
Conclusión
El uso de combustibles sólidos en el hogar incrementa el riesgo de padecer migraña entre adultos chinos mayores de 45 años, con atenuación de las consecuencias en los individuos con duración de sueño ideal. El estudio aporta evidencia útil para orientar políticas públicas de salud ambiental y promoción de estilos de vida saludables en contextos donde el uso de combustibles sólidos sigue siendo frecuente.
Limitaciones por datos
Los autores destacan cuatro limitaciones de la investigación:
1) la exposición al tipo de combustible fue evaluada únicamente en dos momentos del período estudiado, lo que podría subestimar los efectos a largo plazo;
2) la duración del sueño medida en un solo punto temporal siguió recomendaciones generales, sin considerar variaciones individuales;
3) la identificación de migraña se basó en un cuestionario que podría conducir a una subestimación de los casos; 4) la inclusión exclusiva de adultos chinos de mediana edad y mayores obstaculiza la proyección de los hallazgos a otras poblaciones.
* PLOS One
Household fuel use and migraine among Chinese adults aged 45 years and older: The modifying effects of sleep
Yan, J., Wang, X., Ding, B., Zhang, M., He, Q., Zeng, Y., & Xiang, Y.
1 de diciembre, 2025
DOI: 10.1371/journal.pone.0335407
